Emblema de Salvador, es la citada iglesia en las cintas de colores que los turistas reciben nada más pisar el Centro Histórico de la ciudad (ver aquí)
Bonfim debe su fama a su milagroso poder curativo, que ha conseguido que se convierta en un lugar sagrado muy concurrido. En la Sala dos Milagres, situada en el lado derecho de la iglesia, los devotos dejan todo tipo de exvotos (ofrendas), como las clásicas réplicas en madera y cera de distintas partes del cuerpo que representan los miembros de los fieles que han sanado o que esperan curación.
Una costumbre muy popular en el norte de Brasil, estos exvotos son una excepcional mezcla de fe y arte folclórico. Los dejan las personas que buscan una cura para una enfermedad específica, como un miembro herido o una deformidad congénita.
En Brasil la religión católica se mezcla con las religiones africanas y esta iglesia es un buen ejemplo de ello. Los viernes, día de Oxalá, una de las principales divinidades del Candomblé, se celebran misas en su honor.
A un km de distancia se encuentra el barrio de Boa Viagem y su fuerte, la playa Boa Viagem con una vista de la ciudad y una iglesia de 1650 cerrada al público pero que vale la pena verla.
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